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Jane Marcet

   ¿Qué tienen en común personas tan diferentes como Michel Faraday, George Darwin, Clara Immerwahr y R. S Mulliken? De entrada todos desarrollaron trabajos en diversos campos de la ciencia. Michel Faraday se considera el descubridor de la electricidad; George Darwin, segundo hijo de Charles Darwin, fue profesor de Astronomía y director de la Royal Society of Astronomy de Gran Bretaña y fue. Clara Immerwahr, la primera que obtuvo un doctorado (en Química) de la Universidad de Breslau, fue más conocida por haber sido la mujer de Fritz Haber, que se suicidó tras el “exitoso” empleo del cloro como gas de guerra en Ypres en 1915, en un proyecto ideado y dirigido por su marido. R. S. Mulliken, profesor de física de la universidad de Chicago, recibió el premio Nobel de Química en 1966. Todos ellos llegaron a la ciencia de forma directa o indirecta de la mano de Jane Haldimand Marcet, una de las mejores embajadoras de la ciencia recién descubierta por Lavoisier.(leer completo)

 

Concentración Campus reina Mercedes (2 de Mayo, 2024)

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8 de marzo: camino sin vuelta atrás

ADELA MUÑOZ PÁEZ

 

UN año más se celebra el día de la mujer trabajadora y entre crisis y escándalos de corrupción, parece que todos están de acuerdo en celebrar la efeméride. Hay tal unanimidad que parecería que ya no hay motivo para seguir manteniendo tal día, al menos en la parte afortunada del globo terráqueo. Sin embargo, en la otra parte del mundo, donde vive más de la mitad de la población, las mujeres siguen siendo ciudadanas de segunda. Así por ejemplo en la legislación iraní, que no es de las peores, una mujer vale la mitad que un hombre en cuanto a testimonio en un juicio, indemnización o a efectos de herencia. En otros países a las mujeres se les niega el derecho a la salud e incluso a la vida. Así, en la China y en la India se practican de forma sistemática abortos e infanticidios selectivos de niñas que han desequilibrado significativamente el número de niños y niñas, por lo que según el censo realizado en 2011, en la India hay 914 niñas por cada 1000 niños por debajo de los seis años. Por otro lado, en varios países del África subsahariana a causa de la falta de cuidados, la tasa de mortalidad de las niñas en los primeros años de vida es mucho mayor que la de los niños; a muchas de las que sobreviven les espera la terrible mutilación genital, que causa traumas físicos y psíquicos indelebles e incluso la muerte. No es algo anecdótico, pues la han sufrido más de 70 millones de mujeres africanas y la siguen sufriendo entre 2 y 3 millones de niñas cada año. 

A pesar de lo terrible que puede parecer esta situación hay motivos para alegrarse, pues hasta hace muy poco ni siquiera teníamos conocimiento de estos abusos. En los últimos tiempos los medios empiezan a hacerse eco del genocidio silencioso de niñas y fetos femeninos y hace tiempo que la ablación del clítoris ha dejado ser considerada como una "peculiaridad cultural". A comienzos de 2013, la escritora estadounidense Eve Ensler ha hecho un llamamiento para frenar la violencia contra las mujeres, One billion raising, en el cual ha intentado que un número similar al de las mujeres agredidas o violadas, bailara en su honor en ciudades de todo el mundo en un acto celebrado el 14 de febrero. 

Pero la violencia contra las mujeres no va a desaparecer por los llamamientos que se hagan desde nuestro feliz Primer Mundo, ni tampoco por un mandato de la ONU. Tienen que ser las propias sociedades que la sufren las que la arranquen. De entrada esto parecería imposible, pero de nuevo el poder de las nuevas tecnologías junto con la valentía de unas cuantas mujeres, ha hecho posible lo muy improbable, y en los últimos meses en varios países que están a la cola en los derechos de las mujeres ha empezado a oírse un clamor para que las cosas cambien. 

El 9 de octubre tuvimos conocimiento de que a Malala, una niña de 15 años de un apartado valle de Pakistán, un talibán le había disparado varias veces, una de ellas en la sien, por defender su derecho a ir a la escuela. Malala vivía en el inaccesible valle de Swat, en la frontera entre Afganistán y Pakistán, donde los talibanes nunca habían sido vencidos. El padre de Malala tuvo la veleidad de querer educar a sus hijas como si viviera en un país democrático y animó a Malala, cuando la niña sólo tenía 11 años, a escribir sobre su vida en la escuela y su miedo a no poder asistir a ella. Los textos de Malala fueron publicados en forma de blog por la BBC, manteniendo su identidad oculta. Pero el éxito internacional del blog terminó por descubrirla y Malala fue amenazada de muerte, a pesar de lo cual no dejó de ir a la escuela ni de escribir en el blog. Tras el atentado incluso los más recalcitrantes clérigos paquistaníes lanzaron una fatwa contra sus agresores. Malala, que ya está prácticamente recuperada, es la candidata más joven al premio Nobel de la Paz y todo el mundo tiene conocimiento de las terribles condiciones de vida de las mujeres y niñas de esa tierra agreste, la más bella del mundo para la joven Malala. 

Un par de meses después tuvimos conocimiento de la salvaje violación y asesinato de una joven en la vecina la India. Este hecho no era nada excepcional, lo inusual fue la ira que desató en este país, donde las manifestaciones multitudinarias, de mujeres y también de hombres, para poner fin a la impunidad de los violadores se sucedieron durante varias semanas. 

Hay un largo, larguísimo, camino por recorrer para erradicar las múltiples formas de violencia contra las mujeres. En el Primer Mundo ese camino empezó hace algo más de un siglo y aunque quedan muchas batallas pendientes, es mucho lo conquistado. En los países emergentes y en el Tercer Mundo ese camino lo acaban de empezar un puñado de mujeres y hombres valientes. Es un camino difícil y doloroso, pero no tiene vuelta atrás.

 

(Publicado en Diario de Sevilla el 8 de Marzo de 2013)

 Nuevo libro

 

 

 

 

Colección: Grandes ideas de la ciencia

Nº 18: Marie Curie. La radiactividad y los elementos 

 

Quién soy:

Email: adela@hypatia.es

Presidenta de la Asociación Rector Machado y Núñez

por una investigación y docencia de calidad en la Universidad de Sevilla

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No one can make you feel inferior without your consent.”
—Eleanor Roosevelt, reformer, journalist, diplomat (1884 - 1962)
"La mente no tiene sexo y si las de las mujeres fueran cultivadas como las de los hombres, las igualarían" Marie Meurdrac, publicó "La chymie veritable et facile" en 1666.
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